Después del amaine de las protestas, donde las espantosas cifras hacían –hacen– temer lo peor, están, una vez más, olvidados los muertos, desaparecidos y heridos. Ahora, con la “calma chicha” que se junta, podemos pensar que lo que ha pasado no es más que el reflejo de lo que ya sabíamos y de lo que siempre hemos visto: vivimos en guerra, somos un país de guerra: inspiramos, expiramos y suspiramos al ritmo de ella.
En un país en guerra eterna como el nuestro, ya es normal que las noticias nos muestren – como cualquier cosa – la masacre del día, ya sea por no dejar pasar, ya sea para decir “no estarían recogiendo café”. También es normal no sentir angustia, esa angustia que dice que el desplazamiento continuará sin reparos, cooptando tranquilidades y dando fortuna a grandes “empresarios” que suman armas a sus inversiones. ¿Será por eso que después de más de 200 años podemos decir que “Colombia es un país mejor”? Pero, se ve, lo vemos, la senda donde morir hace parte de nuestra geografía. Vivir tan cerca hace que sea (a)normal no estar muerto y que olvidemos sólo para continuar viviendo.
Y no estaría mal, entonces, recordar que a Jaime Garzón lo mataron en este “país de mierda” como a tantos otros. Que en Ruanda, las noticias radiales y televisivas cruzaron saña para azuzar matanzas genocidas. Que en todo el planeta lo (a)normal es que se asesine por incomodar o porque es, estratégicamente conveniente, ver en blanco y negro. Es esta normalidad la que tenemos por norma para nosotros. ¿Podremos escapar de ella?
Quizás no podamos porque a la vuelta se nota que “todo tiempo pasado fue mejor”. En este mundo de redes de hiper-representación, asoma el fascismo para decirnos que aunque estemos más cómodos, la esclavitud estará siempre al acecho para ponernos en trabajo extremo en el momento menos oportuno.
Esa es nuestra normalidad. Lo normal está ya con nosotros. Siempre lo ha estado. Es un agente viral: #lanuevanormalidad.
Y para dejar un micro rastro de esta geografía que sigue haciéndose “trizas” y arrasándose a sí misma, aquí una muy breve recopilación de esta nueva normalidad: Masacre en Tuluá cobró la vida de tres personas | Masacre en Kabul: entre la propaganda del Estado Islámico | La violencia en Arauca no para, tres personas fueron asesinadas | Masacre en Cauca: tres personas asesinadas en Santander de… | Masacre de Llano Verde (Cali): un año sin justicia y sin verdad | Asesinan a tres personas en Aracataca | Nueva masacre en Arauca, tres personas fueron asesinadas | Masacre en Balboa, Cauca: tres personas fueron asesinadas | Masacre en Yolombó, Antioquia, dejó cuatro víctimas | Masacre en Alcalá, Valle del Cauca: un menor de edad entre las … | Masacre en Ambalema, Tolima: cuatro personas fueron asesinadas … | Masacre en Caquetá: cinco hombres asesinados en San Vicente … | Nueve personas muertas deja masacre en Algeciras, Huila | «Limpieza social»: una versión nueva y más oscura sobre la … | Denuncian masacre de cuatro personas en Santander de Quilichao … | Van 164 masacres desde que se firmó el Acuerdo de Paz | Impunidad, el sello de las historias de líderes ambientales asesinados | Ya no importa si fue ayer, hace un mes, hace un año. El repertorio es NORMAL, todo está muy a-Norma-l.
No ha cesado la horrible noche. Podemos decir: es normal.
*Publicado originalmente En Uso de Nuestra Facultades el 7 OCT 2021