- El pasado real es frágil y quebradizo, cada vez que se vuelve más oscuro y cada vez cuesta más captarlo y reconstruirlo; el pasado virtual, por el contrario, es maleable, está cada vez más claro y cada vez se hace más difícil sortearlo y denunciar que se trata de un fraude.
- El presente se sirve del pasado virtual para otorgar credibilidad a sus mitologías y legitimar las imposiciones del poder. El poder aspira a arrogarse el derecho de moldear el pasado virtual. (El que paga el historiador es el que marca el paso).
- Simétricamente, también existe el futuro real y un futuro virtual. Nos imaginamos como será la semana que viene, el año que viene o el 2225: un futuro virtual , hecho de deseos, profecías y ensueños. Este futuro virtual puede influir en el futuro real, como ocurre con las profecías que acarrean su propio cumplimiento, pero el futuro real eclipsará el virtual exactamente igual que el mañana eclipsa el hoy. Como en la isla Utopía, el futuro real y el pasado real sólo existe en un horizonte brumoso y remoto, dónde no sirven de nada.
David Mitchell, El atlas de las nubes.