Ambientes distópicos: Campaña

Cuando el tiempo deriva se debe llenar de espacio; y, en este país de campañas eternas, ese espacio de deriva entre presidentes se llena de un tiempo de promesas, igualmente, eternas. Ni más ni menos. A casi un año para la elección del sucesor de esa línea del gobierno que hace “trizas” – ya sabemos que –, vemos con holgura cómo la imagen de “cercanía con” se exhibe sin pudor, a ver si por acaso, convence al medio de comunicación masivo “aliado” – que son muchos – para que posicione un mensaje cuya “empatía” se diluye no más conseguir la elección.

Así se está y se estará, envueltos en un sinfín de oposiciones y contradicciones para sacar lo mejor de ese centro que lleva con holgura, como no, a mover un extremo polarizado, invertido y revertido, a otro. Pero, eso sí, será un extremo más conservado que permita seguir asestando miedo a diestra y siniestra y que pregunte con fuerza feroz ¿ya viene la caída? o ¿ya sonaron las trompetas?: “Estoy dispuesto a sacrificarme otra vez si ocurre una hecatombe”.

El atrabiliario sonido que resuena quiere no más que seguir capitalizando lo común con rayos homogeneizadores para instalar en este país laico – encomendado a santos corazones y a cristianas sepulturas – lo más uniforme del discurso: “menos impuestos, más salario”. Se ven los uniformes no uniformizados – muy (para)militar todo – pasear por calles, avenidas, caminos y veredas, expeliendo castos improperios para acallar voces altisonantes, hablando y viajando con comodidad para mostrar con veracidad esa real campaña que nos acompaña: “la muerte… un compromiso de todos”.

Ya ni se esconde la pena y la vergüenza. Las “jugaditas” emocionan los consistorios alienados – siempre alineados – para dejar en alto campañas por la desaparición forzada de votos casi honestos y por la primacía en la estulticia, esa que oculta la preparación inadecuada y que hace funcionar el espectáculo de la oficial comunicación vacía: “salió mal, salió mal”.

Así es, así estamos, así estaremos. Lo que acompaña esta campaña no es otra cosa que un mismo eslogan, repitiéndose fuerte y claro, desde que se caldean ánimos y se muestran dientes chulavitas y cachiporros, desde que se señala que “plomo es lo que hay, plomo es lo que viene”, desde que la muerte es aceptada sí y solo sí es por esa atroz y mal-llamada “limpieza social”. No se aplican condiciones ni restricciones: todos podemos morir: escriba aquí su falta: __________.

Y claro, no faltaba más, llegarán sin falta las habituales acusaciones que permiten usar como excusa lo que está detrás de uno – “fue a mis espaldas” – y las conspiraciones fugaces, únicas y recurrentes – sucede de 4 a 4 años – que “ya ni se esfuerzan” en elaborarlas: son muestras de insospechadas injerencias de cercanos o lejanos enemigos de turno, de ideologías ya casi inexistentes y de manifestaciones abstractas, casi mágicas, de humanos comunes y corrientes llevados a culto por propagandas que glorifican esos ídolos que sirven a sus propios intereses: “ojo con el 22”.

Y ojo, a ponerle el ojo a la campaña. ¿O votamos por el que diga…?

*Publicado originalmente En Uso de Nuestra Facultades el 21 OCY 2021

Esta entrada fue publicada en Ambientes Distópicos el por .

Acerca de Oscarabajo

Oscar Ayala inicia su trabajo en las artes en la Dirección Cultural Artística de Santander – DICAS. En 1998 se traslada a la ciudad de Bogotá D.C. para continuar sus estudios en la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad Nacional de Colombia, dónde obtiene el título de grado de Maestro en Artes Plásticas con la obra Transurbano. Para el año 2007 realiza un viaje a la ciudad de Curitiba, PR, Brasil que le permite proponer un proyecto para la Maestría en Artes Plásticas y Visuales de la Universidad Nacional de Colombia, dónde obtiene el título con la tesis Alguien / Algún Lugar. Reflexiona sobre la relación entre técnica y arte; y sobre la experiencia de lugar en las ciudades contemporáneas mediante la experimentación con múltiples medios, que van desde el dibujo a la instalación. Realiza trabajos pictóricos / visuales con énfasis en el (medio) ambiente, paisaje y problemas urbanos, representación y percepción. Desde el año 2012 se vincula como profesor asociado del Departamento de Artes y Humanidades de la Facultad de Ciencias Humanas y Artes de la Universidad del Tolima. Vive y trabaja en Ibagué, Tolima, Colombia.