Como si fuera un relato

Nómada loco, noctámbulo y soñador. Un vagabundo.

No sabía bien cual era su destino. Le habían dicho que tenia que buscar a la señora Así de Asá, que vivía en Tal Parte Parte. Con eso salió dizque a buscarla. Pero bien podría ser Fulana, Fulanita o Fulanota. ¿Como será la señora Así de Asá? En eso pensaba, cuando caminaba despreocupadamente hacia su destino. Así y Asá: ¿Quien será? ¿Panadera? ¿Banquera? ¿Cortesana? ¡Válgame! En que lío estoy metido si no encuentro a la tal señora Así de Asá.
Estando en Tal Parte Parte, ahora sólo mira a todas las mujeres, así sin más, pensando cual de todas podría ser Así de Asá. Le pregunta a una de tantas: ¿es Usted Así de Asá? No respuesta. Pregunta de nuevo: ¿es Usted Así de Asá? No respuesta mas enojo y golpe a la mejilla. Y de nuevo, pregunta: ¿es Usted Así de Asá? Nada. No respuesta con disgusto pero si golpe a la mejilla, por lo menos esta vez. Y no más. Con eso ha dejado de preguntar. Pensó que lo mejor sería gritar. Intenta: ¡Así de Asá! ¡Así de Asá! Voltearon a mirar, 10, de pronto 20, pero no más de 50 mujeres. Mirá que cosas, cuantas mujeres se llaman Así de Asá. Hay que reconocer que algunas deben haber mirado por curiosidad. Pero igual: este intento tampoco ha servido. Ahora, ¿cómo hacer para encontrar a la señora Así de Asá? Ni idea. ¿Alguna sugerencia? No ha llegado ninguna. Ahora solo le queda a este pobre hombre, abrigar la esperanza, de que en algún día, aunque muy muy lejano, pueda encontrar a la señora Así de Asá. Pero este pobre hombre no la abriga. Se retira, lejos, muy muy lejos, se esconde, para pasar desapercibido, para no ser encontrado, para evitar dar razones, para evitar ser humillado. Incapaz. No encontrar a la señora Así de Asá. Eso es no tener perdón. Y de hecho, perdón no lo tenia, pues su patrón no gusta de eso.

Hasta aquí un buen tiempo, hasta aquí unos 10, de pronto 20, pero no más de 50. Y de pronto: un susurro. El pobre hombre escucha un susurro. Susurro insistente y duradero. Susurro insistente y duradero cada vez mas intenso. En el silencio ha visto. Abre tus ojos, abre tus ojos. Ponte en acción. Tu llamado ha sido escuchado.

¿Y que pasó? La señora Así de Asa. Imaginate. La señora Así de Asá. Emoción. Emoción para el pobre hombre: Ahora puede dar el recado encomendado. De ahí, solo queda: seguir el susurro llamado, encontrar la casa, entrar a la habitación de la señora Así de Asá y darle el recado.

El recado: señora Así de Asá: que manda a decir el patrón, que sumercé va a tener un niño así y asá. Que si por favor se lo puede cuidar un poquito.

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