Escrito No. 01 (Como si fuera un Borrador) 09/10/09

[Este será un nuevo intento. Cada intento es nuevo ejercicio. Un ejercicio de escritura, de concreción, de pensamiento, de comunicación, de reflexión. Primero: encontrar. Segundo: escribir. Tercero: Leer, releer. Stop and go].

POR FAVOR, REBOBINAR(1)

“Soy un maestro del zapping, de la cultura de la apropiación. Digamos que afano, pirateo, robo sin querer. Es como si tuviera un digital sampler en mi mente que funcionara a partir de puras imágenes. No soy un tipo creativo. No invento, absorbo. Trago”. (Fuguet, 1999: 22)

La última vez que estuve frente a un VHS, fue hace unas semanas cuando necesita hacer una copia de un documental que necesitaba. El documental lo había conseguido por intermedio de un conferencista al cual había apoyado en su trabajo. Desde ese momento lo olvide, no lo revise, sólo lo almacené. Hace unas semanas estaba apoyando a otro conferencista. Le ayudaba a organizar su presentación. En algún momento de una conversación preparatoria, recordé el documental olvidado, lo traje a colación y lo propuse como material de apoyo. Esta propuesta significó una serie de operaciones para lograr que el documental estuviera a disposición durante la conferencia.

Se puede decir que ahora es muy fácil acceder a cualquier material audiovisual. Se puede decir que con sólo un movimiento de dedos sobre el teclado de un computador con conexión a internet, yendo a http://youtube.com se puede conseguir cualquier material que se requiera. (Y sí, todo se consigue en YouTube. Bueno, yo diría que casi todo). Que el vendedor de películas piratas te ayuda a ubicar ese material que tanto se anhela. Pero, en el momento en que cual yo obtuve mi copia del documental no era así. Esa vez, la logística se conformó en buscar dos VHS, hacer las conexiones, comprar el casete y hacer la copia sincronizando manualmente.

Ahora la logística para llevar la copia del documental del casete de VHS al DVD, fue un poco similar: desempolvar el olvidado VHS, buscar el grabador de DVD (como los VHS pero que graba en DVDs) y hacer la misma operación de sincronización manual.

Esta vez sí el documental. Seguí la actualización del archivo de VHS a DVD. Me enteré lo que contenía ese archivo olvidado y hice la tarea: el documental estaba listo para ser visto con los nuevos aparatos de reproducción de archivos digitales. Al finalizar la actualización, sólo hice lo que por tanto tiempo se hacía con los casetes de VHS: rebobinar la cinta, dejarla en el punto de inicio para que esté lista para la próxima vez que se vaya a ver. Mientras el VHS ponía la cinta en el punto de inicio, me detuve a escuchar el sonido de la máquina y… el pensamiento se devolvió a otro tiempo, a otro punto, a otro estado.

***

El contenido de la cinta de un casete, tiene guardado para sí un contenido que solo puede verse cuando se junta con el reproductor, que conoce el código contenido y lo puede traducir, lo puede leer. Como cuando uno sigue las letras puestas en una hoja de papel y las convierte en sonido. Las convierte siguiendo una clave de lectura, una forma de ver, que si pensamos en el idioma español, se da si seguimos la lectura de la línea de palabras de izquierda a derecha. Esto también pasa con el reproductor de casetes de VHS: hace la lectura de izquierda a derecha de los impulsos magnéticos contenidos en la cinta.

Rebobinar, volver al punto de inicio, es hacer un mismo recorrido que ya se había hecho. Es desandar lo que ya se había hecho y visto. Dejar las cosas en un estado inicial, de potencia, para que se puedan volver a ver. No sé si cuando se lee, y se devuelve sobre una frase, un párrafo, no se estará rebobinando las ideas que ya se leyeron para poner un poco de atención sobre lo que quedo sin comprender.

Rebobinar, volver a pensar lo que ya ha sido pensado. Volver a un estado anterior, con una experiencia previa que ayuda a encontrar lo que no se ha visto. Rebobinar, volver a pensar. Este acto de volver a pensar, es una acción que permite crear un punto de atención sobre un elemento que se quiere revisar, que no se quiere dejar escapar.

Pensando en esto recordé un texto que por unos buenos días ha sido el punto de atención en una asignatura del curso de posgrado que estoy realizando: Del ritornelo. Este texto de Gilles Deleuze y Félix Guattari, se encuentra en un libro que se llama Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Y lo recordé por el primer apartado que dice:

“Un niño en la obscuridad, presa del miedo, se tranquiliza canturreando. Camina, camina y se para y se para de acuerdo a la canción. Perdido, se cobija como puede o se orienta a duras penas con su cancioncilla. Esa cancioncilla es como el esbozo de un centro estable y tranquilo, estabilizante y tranquilizante, en el seno del caos. Es muy posible que el niño, al mismo tiempo que canta, salte, acelere o aminore su paso; pero la canción ya es en sí misma un salto: salta del caos a un principio de orden en el caos, pero también corre constantemente el riesgo de desintegrarse. Siempre hay una sonoridad en el hilo de Ariadna. O bien en el canto de Morfeo”. (2002, 318) (2)

La referencia al sonido, al canto que ayuda a buscar un centro, un punto de atención, es tan poderosa, que pone en acción el poder de la memoria. Ese gesto de cantar lo hice cuando estaba pequeño y necesitaba encontrar puntos de atención sobre lo que sobrepasaba mi comprensión.
Repetir un sonido, una y otra vez, como un mantra, organiza lo desconocido en algo conocido que se puede controlar. Ahora creo que lo hago cuando pienso en rebobinar, en volver a un estado anterior.

La acción de rebobinar la pienso como un acto de repetición que funciona como una búsqueda del un centro que ayuda a organizar un caos. Que da cobijo y que delimita el estado de una operación.

Recuerdo cuando estaba sentado en el taller, en mi estudio, e inicie a escribir, una y otra vez las palabras: un paisaje, una acción, un cuerpo, una representación. El gesto empezó con las palabras paisaje y acción. Al cabo de un tiempo se fueron sumando las palabras cuerpo y representación. En la repetición de estas cuatro palabras, que se conforma como una petición de un encuentro, de un centro, se fue configurando una imagen, que se construye por una mesa, dos sillas, un bonsái, un portarretrato digital y una fotografía. Este gesto de escribir una y otra vez, me ayudo a encontrar un centro, a concentrarme en una imagen que de alguna forma se compuso dentro de todas las ideas que tenía en relación con el proyecto que adelanto.

Pienso que cada acto cotidiano que se realiza, funciona como el canto, el sonido de la cita de Deleuze y Guattari: funciona creando centros. Sucede cuando se camina, cuando se come, cuando se deja el televisor encendido para conciliar el sueño, cuando se corteja. Ese centro es un objetivo, una emoción, un sentimiento, una intuición, que organiza, que salta del caos para dar un principio de orden al caos. Cada acto, por leve, mínimo que sea, va construyendo pequeños centros, puntos de atención que organiza nuestro paso por el mundo.

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Si continuamos con el ejemplo que he propuesto al inicio, el del casete de VHS, podríamos decir que la cinta en donde está contenida, grabada la información magnética, puede pensarse como un objetivo que ya se realizó, que ya se tiene. Puede pensarse como un proyecto, en donde el objetivo se encuentra cada vez que se ve. Para mí esto es importante, pues me sugiere una línea de pensamiento que avanza en un sentido, en el sentido de un objetivo que se persigue. Que adquiere su sentido sólo cuando se repite el estado inicial de potencia, de potencia productora de atención, que crea centros.

Los actos de repetición a veces funcionan, a veces no. Cuando se rebobina, cuando se busca un momento de inicio, procuro tener la atención sobre un aspecto descuidado, que no se había tenido en cuenta. Este tipo de atención ayuda a pensar, a estar alerta sobre lo que se había pensado. (3)

Con los actos de repetición, de volver a empezar, de ese salto de un caos al un orden del caos, se esta construyendo nuevas dimensiones de un mismo asunto. Se esta modulando, matizando los niveles de construcción para poder consolidar, condensar en una idea lo que está pensando, lo que se encuentra.

Los actos de repetición algunas veces se construyen con elementos que se proponen como destructivos, y por eso, los actos de repetición tienen una doble condición: de potencia, de buscar un centro, un orden al caos del caos, un salto de concentración; y también de impotencia, de no movimiento, de estatismo, de implosión.

Rebobinar es un acto de potencia. Es una repetición que muestra las dos condiciones: hace peticiones a lo positivo, a la potencia, al movimiento; y hace peticiones a lo negativo, a la impotencia, a lo estático.

La petición que se debe hacer es solamente la de querer estar en un punto que se quiere como inicial, para encontrar de nuevo el centro. Un centro que crea el hábito y que ayuda a dar un salto. Que para Deleuze y Guattari, seria encontrar la casa, un territorio que protege.

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Ahora, sólo un favor: esta cinta que se ha terminado, en donde está grabado todo lo que decir, rebobinarla. Dejarla lista para cuando se quiera volver a ver. Mira que quiero, esta vez, poner atención.

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(1) Intentaré el C+V, el reciclaje y el zapping. El hablar sin parar y el ser un poco ignorante. La ignorancia puede ser una línea de pensamiento, como el ocio o el tiempo libre. Ocio creativo, artista ignorante.
(2) No puedo dejar pasar este momento sin decir, que la entrada de este texto, es tan poderosa, que lo único que puedo hacer es compararla con el inicio de las novelas ¡Qué viva la música! de Andrés Caicedo o La puta de Babilonia de Fernando Vallejo: nunca se olvida.
(3) Tengo las manos llenas de dolor por lo que he dejado de hacer. Las manos recuerdan cuales fueron las decisiones que he tomado, las decisiones que debo asumir, para no olvidar, para continuar. Stop and go.

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Fuguet, Alberto. (1999). Por favor rebobinar. Santiago de Chile. Alfaguara.
Deleuze, Gilles; Guattari, Félix. (2003) Del Ritornello. Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Madrid. Pretextos.