Y quizá no hay que olvidarse de viajar. Como en responder-se una pregunta, por hipotética que sea, que al final es la que acompaña cada una de nuestros viajes, tanto físicos como intelectuales, y terminan por darle “sentido” a lo que uno hace, otra vez, todos los días (como el levantarse a ser conductor de bus, abogado, o presidente de la republica, o en mi caso: artista y contratista). Pero también, la respuesta, se puede dar por otros medios y puede ser algo como así:
Oscar Ayala “el problema suyo es que no ha podido nombrar el
problema”, que problema!
13 de maio às 09:16 • Comentar • Curtir
María Soledad García
y el que te quiso “iluminar” parece que tampoco pudo nombrar el problema… entonces, es un problema innombrable y eso no es un problema!!!
13 de maio às 09:22
Mauricio Montenegro
Lo bueno es que entonces ya tiene un problema
13 de maio às 10:33 •
Pero también puede ser así:
Oscar Ayala la dificultad de las dificultades de encontrar la precisión de las precisiones
13 de maio às 00:08 via TweetDeck • Comentar • Curtir
Oscar Ayala
cuando no hay precisión que precisar
13 de maio às 00:18 •
Cristina Ruiz
mejor trabajar con lo impreciso no crees? de entrada las dificultades representan más bien posibilidades…
13 de maio às 09:46
Oscar Ayala
o la imposibilidad de la dificultad
13 de maio às 09:54
O así, que es cuando uno anda en eso de tratar de encontrar respuestas a preguntas un poco imposibles. Los problemas innombrables que son los que ya tienen un problema. Hay que buscar entonces, precisar la pregunta (que es un problema) para ver qué es lo que se quiere decir sobre lo que se está tratando de decir. Que al fin de cuentas, puede ser que no sea mucho. Y de eso me he dado cuenta en casi dos años de estar pensando solo bajo una sola dirección. Pues como, siempre se está pensando bajo una sola idea (y la mía viene desde ya hace unos buenos años, por no decir unos más de 20), con cada año que se pasa, solo se precisa un poco más, la pregunta problema a la que nos enfrentamos, o a la que no hicimos enfrentar en un momento de nuestra historia personal, y que nos acompañara, como buena compañera de viaje, hasta que nuestra historia personal deje de contar (la muerte como buena compañera). Eso es una pregunta, un problema. En este momento, más que resolución, en una actualización de la enunciación. ¿Cómo se hace para estar y habitar un lugar? ¿Cómo puedo estar siempre con él, si al final siempre se estará de viaje, de paso? Con la casa a las espaldas, como la tortuga (o la carga académica, o los preocupaciones. Todo siempre con uno y nada fuera de uno. Como los lugares. O como el paisaje. ¡Já!).