Ambientes distópicos: Redes

Cada día que se suma a la cuenta de días que llevamos en aislamiento, vamos notando que las redes con las cuales sustentamos nuestras acciones cotidianas empiezan lentamente a fenecer.

Puede ser que tardemos unos meses en conocer sus reales efectos, pero las noticias que se acumulan en los más variados repositorios de información –que acrecientan la preocupación con la muerte, triste y en soledad, de casi 130.000 personas- muestran el desasosiego que produce el no poder continuar alguna de las tantas ocupaciones y labores que solíamos hacer.

Pensaba en la palabra colapso y como ella puede caracterizar algunos de los rastros con los que tendremos que lidiar después que, tímidamente, volvamos a intentar hacer esas rutinas que definían lo que somos.

También pensaba, como lo dije hace unas semanas, que ese efecto mariposa está llevando a que ahora sí podamos ver, de nuevo –cada nueva pandemia nos lo recuerda-, como son las interacciones que se establecen en las sociedades y como han ido escalando en magnitud para arropar con sus consecuencias, cada recóndito lugar, acción o situación que habíamos dejado de lado: los urbanitas solemos ser así, casi nunca nos damos por enterados de lo que pasa fuera (o dentro) de la comodidad de nuestros hogares.

Pero ahora, lo que con angustia empieza a faltar para unos, empieza a derrumbar en otros sus extremos confiados que tenían –esa confianza en el progreso- y con esto, a perder la paciencia y a buscar culpables que les ayuden a liberar la culpa por la poca comprensión que tenían.

Es ver no más como los líderes mundiales del pasado, le quitan el apoyo financiero a valiosas organizaciones multinacionales y multilaterales, sólo porque se cree que así se levanta la popular fuerza electoral perdida para continuar con la tan popular y mundialmente reclamada política de aislamiento: Make America Great Again! No son los únicos, pero tampoco los últimos: muchos caerán en estos embustes de confinamiento “patriótico” y continuarán debilitando esa confusa red global para entrar, quizás, en lo que vaticinan las Piedras de Georgia. ¿Una nueva edad media? Quizás, quizás, quizás.

La cascada de debilitamientos que se pueden predecir con los gestos de aislamiento que muestra ahora Estados Unidos, llevan a pensar en una estrepitosa caída del ecosistema económico con brutales consecuencias para todos. Esta movida va en contravía con las voces que invitan a tener liderazgos mundiales de cooperación para superar, entre todos los habitantes de este planeta, las consecuencias que nos dejará este aislamiento.

Pensar para sí en estos momentos es acrecentar la dificultosa visión que inhibe el esfuerzo, naturalmente bueno y malo, de pensar en una integración de todos los ecosistemas, comenzado por el biológico y siguiendo con el técnico-social-económico-cultural para terminar en el cuidado de nuestra casa: la Tierra.

La ruin red económica neoliberal global que nos atrapa desde hace décadas y que ha establecido las duras y paradójicas condiciones con las que vivimos ahora, no nos puede quitar la oportunidad de reconocer los errores y la escala de nuestros problemas, al vender como felicidad la comodidad de unos pocos.

Las redes que se despliegan para conquistar y a la vez, cooperar, son las que nos permitirán entender –ya va siendo hora- que nuestros pensamientos deben ser de una escala más grande que nuestro pequeño lapso: la Tierra permanecerá después que nosotros nos vayamos. Quizás si nos vemos desde fuera –ese pálido punto azul-, tendremos la humildad para acompañarnos. Quizás, quizás, quizás.

*Publicado originalmente en http://lapipa.co/ el 16 ABR 2020

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Acerca de Oscarabajo

Oscar Ayala inicia su trabajo en las artes en la Dirección Cultural Artística de Santander – DICAS. En 1998 se traslada a la ciudad de Bogotá D.C. para continuar sus estudios en la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad Nacional de Colombia, dónde obtiene el título de grado de Maestro en Artes Plásticas con la obra Transurbano. Para el año 2007 realiza un viaje a la ciudad de Curitiba, PR, Brasil que le permite proponer un proyecto para la Maestría en Artes Plásticas y Visuales de la Universidad Nacional de Colombia, dónde obtiene el título con la tesis Alguien / Algún Lugar. Reflexiona sobre la relación entre técnica y arte; y sobre la experiencia de lugar en las ciudades contemporáneas mediante la experimentación con múltiples medios, que van desde el dibujo a la instalación. Realiza trabajos pictóricos / visuales con énfasis en el (medio) ambiente, paisaje y problemas urbanos, representación y percepción. Desde el año 2012 se vincula como profesor asociado del Departamento de Artes y Humanidades de la Facultad de Ciencias Humanas y Artes de la Universidad del Tolima. Vive y trabaja en Ibagué, Tolima, Colombia.