Escrito No. 02

“… ni con los archivos, ni con el montaje que se genere: los primeros no ofrecen la verdad del pasado y no existen si no se construyen a partir del conjunto de preguntas pensadas que debemos plantearles; el segundo da precisamente forma a este conjunto de preguntas, de ahí su importancia – estética y epistemológica – crucial”.
Georges Didi – Huberman. Imágenes pese a todo. Paidós. Barcelona, 2004. Pág. 197

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Acumulando
En mi casa todo esta arrumado. Cada objeto nuevo se va sumando a los que ya están, creando arrumes, creando olvido. No recuerdo muy bien cuales son las cosas que guardo. Solo sé que cada cierto tiempo una nueva caja aparece en algún lugar del armario, en algún lugar de mi espacio de habitación. No me gusta estar fisgoneando por ahí en esas cajas. Cuando aparece en mí la maravillosa idea que hay que ordenar, el entusiasmo sólo dura un par de horas: después todo se revuelve en la extraña sensación, de que el pasado se debe dejar en el olvido. Me siento por fuera, cansado, perdido por recordar el tiempo.
A veces me pongo a pensar en todas las cosas que he acumulado, en todas las cosas que se me han ido acumulando por ahí, de a pocos, en mi espacio de trabajo, en mi espacio de habitación. ¿Qué pasará cuando cambie de espacio? Para mí sería mejor dejar todo atrás y empezar de nuevo a acumular.

Paisaje – ando
En mi espacio de habitación el paisaje va cambiando. He estado pensando el paisaje como algo a lo que siempre hay que enfrentarse. También he pensado el paisaje como algo que se va construyendo con cada nueva idea que uno tiene. Mi paisaje como mi país (-aje). En mi paisaje se encuentran algunas cosas que no recuerdo. También se encuentran cosas que recuerdo, cosas que están siempre a la vista. Mi música es una de ellas. Está siempre presente y nunca la olvido. En cambio, lo que hice el día que llegué a una nueva ciudad, no lo recuerdo, está en el olvido.

Caminando
Estoy ubicado en un espacio geográfico singular: Bogotá. Acercándome un poco mas, llego a definir ese espacio como Chapinero, la localidad; como Marly, el barrio. De mi espacio de habitación a mi espacio de trabajo son unas cuantas cuadras. Todos los días lo cotidiano se desarrolla en unos pocos kilómetros, no más de 2. El inventario del paisaje se construye todos los días, con lo que ya ha sido visto y con lo que se ve en la actualización diaria. La mayoría de las cosas no cambian. De vez en cuando, desaparecerá una casa y aparecerá un edificio. De vez en cuando, cada día, aparecerán nuevas personas, nuevos carros, un nuevo movimiento. En mi espacio de habitación, por ejemplo, muevo objetos de un lado para otro, acumulándolos y acomodándolos en un movimiento constante marcado por el uso.

Fijando
La cotidianidad del paisaje es estable y móvil. Lo estable es lo que permite tener la coherencia necesaria para poder realizar los intercambios conmigo y con el otro. Lo móvil esta en el cambio sutil. No es mucho lo que modifico en mi espacio de habitación. No es mucho lo que se modifica en el espacio de lo cotidiano. Sólo lo necesario para saber que estoy en un presente, para recordar lo que hice ayer. Para saber que es lo que se deja en mi repertorio de actividades, de acciones, de recuerdos.

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Registrando
He intentado hacer un inventario de lo que pasa en mi espacio de habitación. Lo intente en un ejercicio que llamé Espacio Interior (El uso)1. Durante unos meses tomé una fotografía al espacio y a lo que pasaba en él con mi interacción diaria, dejando que los objetos hablaran de lo pasado y de la acción. Pensaba que con ellos se condesaba un memoria de lo cotidiano y que ese registro fotográfico también hablaba, por sí solo, de lo que pasaba conmigo y con ese espacio. Quise, después, seguir registrando de igual forma lo que pasaba en el pedazo de ciudad por la que me muevo, esperando que al obturar, al registrar, al levantar el repertorio, apareciera ante mí todos y cada uno de los objetos, situaciones y posiciones con las que me encuentro. ¿Un paisaje vacío? Puede ser. Pero no un paisaje vacío. Es más bien un paisaje neutro, como en la tradición del paisaje contada por la historia del arte, cuando se hicieron vistas de ciudades y se dio importancia al entorno geográfico rural o urbano por si solo. Esas imágenes tomadas se fueron tornando vacuas, casi sin sentido, como si fuera meramente una descripción.


Oscar Ayala. Ejercicio 6. Fotografía digital. 2008


Oscar Ayala. Ejercicio 17. Fotografía digital. 2009.


Describiendo

Un registro, una descripción. Descripción: representar a alguien o algo por medio del lenguaje, refiriendo o explicando sus distintas partes, cualidades o circunstancias1. En el arte holandés es en donde mejor se desarrolla la descripción2 a través de la pintura y el dibujo. Busca captar todos los aspectos de la cotidianidad contando cada uno de sus detalles.

Grabando
Al acudir a una cámara fotográfica o a una cámara de video para hacer una descripción del paisaje, pienso – con el sólo hecho de utilizar alguno de estos dispositivos – que se está haciendo una descripción de lo cotidiano, de lo que acontece en lo cotidiano, o si se quiere, de lo que se construye, establece y persiste en lo cotidiano. (La arquitectura). Una imagen así puede ser un registro que se puede utilizar para documentar cualquier proceso que requiera una prueba, y se le confiere carácter de verdad a lo que aparece. Como las imágenes de turista. Se puede pensar que se ha perdido un poco la confianza y la tradición de la palabra, de la palabra del otro. Pero también, puede que se haya puesto el peso en la descripción rápida y directa de las imágenes fotográfica y en la imágenes de video.
Con las imágenes tomadas al paisaje buscaba hacer una descripción rápida y directa del entorno, y constatar ideas preconfiguradas sobre lo ideal del paisaje. Como lo puede ser, tal vez, el encontrar diferencias entre entornos, guiada únicamente por la descripción, por la presentación y yustaposición.

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Imaginando
No solamente con la una descripción fotográfica se puede hablar del paisaje. “El paisaje es un constructo, una elaboración mental que los hombres realizamos a través de los fenómenos de la cultura. El paisaje, entendido como fenómeno cultural, es una convención que varía de una cultura a otra, esto nos obliga a hacer el esfuerzo de imaginar como es percibido el mundo en otras culturas, en otras épocas y en medios sociales diferentes al nuestro”3. Para entender el paisaje, y en mi caso, el paisaje de la ciudad en donde desarrollo mi cotidianidad, necesito imaginar, como lo dice Maderuelo, inicialmente la forma como yo percibo ese paisaje. Puesto que es necesario conocer esa dimensión, para acercarme a la forma de percibir de otras personas. Pero lo había olvidado. Había olvidado que estaba en una ciudad y sólo estaba proponiendo buscarla a través de seguimientos – registros fotográficos. Había desaparecido la relación que alguna vez construí con la ciudad, y con la cual propuse la elaboración de un proyecto de arte.4

Revisando
¿Cómo poder hablar del paisaje que me rodea, del entorno geográfico que frecuento? “Paisaje no es nada y no dice nada, ya que lo comprende todo reconciliando lo que esta disperso. Se organiza en función de un punto de vista en apariencia eterno e indiferente”5. Al revisar cuales fueron y son mis experiencias en la ciudad, me dí cuenta que el paisaje que quiero revisar, es un paisaje que esta en permanente correspondencia con lo que yo soy, puesto que el paisaje, es como un lenguaje que permite conectarme y relacionarme con el otro, con los otros. [Puesto que la ciudad es como un lenguaje que permite conectarme y relacionarme con el otro, con los otros].

Identificando
En los objetos físicos con los que me encuentro a diario y en los repertorios emocionales – sentimentales, he empezado a valorar palabras-documentos con las que pueda proponer y reactivar la acción de estar en una ciudad, en un paisaje, en un lenguaje. Estoy, entonces, buscando encontrar hitos fundamentales, hitos que pueden convertirse en monumentos de la experiencia de los diferentes entornos geográficos, que puedan testificar la correspondencia que he creado con el entorno, con el paisaje. En este momento, una conversación, un simple discurso, una entrevista, no me permitirá hablar y contar esa relación. Debo entonces, interpelar, encontrar cuales pueden ser los documentos6 que me permiten hilar, tejer y presentar mi experiencia urbana.


Oscar Ayala. Ejercicio 18 (elpaisajesoyyo). Video. 20091

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Preguntando

Tengo entonces documentos que hablan de mí, y de mis experiencias en la ciudad. Debo pensar entonces, en el montaje, en las preguntas. El montaje, la suma de varias partes, es lo que construye una pieza de arte.
Debo encontrar el orden del montaje, la forma al conjunto de preguntas a mi archivo personal, a mis objetos y a mis experiencias, para decir cual es mi paisaje, cual es el paisaje.

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2 Diccionario de la Lengua Española, Vigesima segunda edición. Real Academia Española. http://rae.es
3 SVETLANA, Alpers. El arte de describir. El arte holandes en el siglo XVII. Hermann Blume. Madrid, 1987.
4 MADERUELO, Javier. El paisaje. Génesis de un concepto. Abada Editores S. A. Madríd, 2005. Pág. 17
5 El proyecto se llamó Transurbano y se desarrolló durante el año 2003.
6 KESSLER, Mathieu. El paisaje y su sombra. Idea Books. Barcelona, 2000. Pág. 14
7 “El término latino documentum, derivado de docere “enseñar”, ha evolucionado hacia el significado de “prueba” y está ampliamente usado en el vocabulario legislativo. En el siglo XVII se difunde en le lenguaje jurídico de Francia la expresión titres et documents y el sentido moderno de testimonio histórico data solamente del siglo XIX”. LE GOFF, Jacques. El orden de la memoria: el tiempo como imaginario. Paidós. Barcelona, 1991. Pág. 228.