Museo de Arte . Universidad Nacional de Colombia
Jueves 19 de noviembre – Miércoles 16 de diciembre / Abierto de martes a sábado . 10:00 a.m. – 6:00 p.m.
Lineamientos Curatoriales
Por Alejandro Burgos Bernal
Premisa
No parecería exigir mayores reflexiones el hecho que una muestra de la producción académica de una escuela universitaria de artes plásticas, encuentre su territorio de pertinencia expositiva en la modalidad de verificación y revelación de procesos artísticos y ya no en la modalidad de exhibición de obras de arte.
Podría resultar al fin interesante, sin embargo, explicitar esa obviedad o, mejor, esa necesidad.
La precisaremos entonces por medio de una reflexión de Pier Paolo Pasolini referida a su temprana labor educativa: […] Por estas razones tienes que saber que en las enseñanzas que te daré, no hay la menor duda, yo te empujaré hacia todas las profanaciones posibles, hacia la falta de respeto por cada sentimiento instituido. Sin embargo, el fondo de mi enseñanza consistirá en convencerte de no temer la sacralidad y los sentimientos, de los cuales la laicidad consumista ha privado a los hombres, transformándolos en hórridos y estúpidos adoradores de fetiches […]
La obra de arte en la contemporaneidad, sin duda, ocupa el lugar (estético) de uno de esos fetiches por adorar; la laicidad consumista nos ha privado de otras posibles maneras de fruición de la obra de arte. En este sentido, la instancia formativa de una escuela de artes plásticas puede entenderse, a la manera de Pasolini, por medio de la figura de un laboratorio de profanaciones cuyo método consistiría en “no temer la sacralidad y los sentimientos”.
El Salón Cano debe ser entendido, así, como un espacio crítico (en el sentido que Kant le daba a la palabra crítica: “un mirar a través”) cuyas coordenadas de sentido -es decir las maneras en que ese espacio se constituye como espacio de aparición de fenómenos estéticos- son procesuales. Un espacio donde el uso indigno de cosas respetables (“…te empujaré hacia todas las profanaciones posibles…”) derivará en persuasión respecto a “la sacralidad y los sentimientos”.
El Salón Cano no será pues un espacio solemne de adoración de fetiches. Será más bien un espacio de señalización respecto a los caminos que preparan el habla artística.
Salón Cano 09
Una figura puede ayudarnos a entender la especificidad del Salón Cano 2009, entender la manera específica en que se señalarán los caminos que preparan el habla artística. El Salón Cano 09 ha de ser entendido como un tapiz compuesto por múltiples hilos que se diferencian entre sí por el color de la ejecución. Se trata aquí de iluminar los múltiples estados de la materia artística. Revelar, en suma, las formas y el método de conocimiento del arte.
El Salón se construye, ya lo decíamos en la premisa (un espacio crítico cuyas coordenadas de sentido son procesuales), en el cruce entre dos instancias. Una instancia epistemológica y una instancia crítica.
Sabemos, desde Aristóteles, que el arte puede ser entendido como un modo del conocimiento cuyas figuras son la agnición, la peripecia y la elocución. Y sabemos también que son, por lo menos, tres los territorios de pertinencia crítica del arte: el cuerpo, la percepción y la necesidad de la forma.
En el cruce entre estas dos instancias se encuentra el Salón ya no como un espacio neutro de exposición sino más bien como un teatro de apariciones (los caminos que preparan el habla artística).
Un teatro que, así como el teatro trágico, se va constituyendo en el espacio por medio de su propia ejecución. El Salón Cano 09 tomará, así, la forma de un itinerario o, mejor, de una sucesión de escenas: la sala 1 del Museo de Arte de la Universidad Nacional tomará la forma ideal de la skene del teatro griego, es decir el espacio donde propiamente se ejecutan las escenas (se trata de elaborar un montaje de las obras que permita la sucesiva iluminación y “revelación” de tres zonas diferenciadas); el ex-auditorio del Museo tomará la forma ideal del theatron griego, el espacio que ha de ocupar el coro (la “revelación” de cada momento sucesivo de la Sala 1 estará mediado por un diálogo entre la obra misma y su interlocutor privilegiado -el público-).
Las así llamadas escenas y los momentos de diálogo serán tres (el cruce de las instancias que decíamos más arriba) y serán sucesivos. La labor curatorial consistirá en seleccionar las obras que harán parte de cada uno de estos tres momentos (las obras para las escenas -obras teatrales, por así decirlo- y las obras para el diálogo -obras corales-).
Se trata, en últimas, de asumir con honestidad lo que ya Adorno definió como una irrenunciable -aunque ambigua- responsabilidad: todos los elementos que durante siglos han garantizado la autonomía y significación de la obra de arte (la armonía, la coherencia, la belleza, la unidad), han de ser puestos en duda, pero de manera tal que este cuestionamiento pueda asumir un cierto estatuto de figuración; que pueda asumir el extremo esfuerzo ético de la aparición de la imagen como forma autónoma.
______________________________________
OSCAR AYALA presentará su trabajo realizado en la Maestría en Artes Plásticas y Visuales en el Salón Cano 2009, del jueves 26 de noviembre al 3 de diciembre de 2009. Sala 1. Inauguración : jueves 26 de noviembre de 2009, 7.00 p.m. | Museo de Arte – Universidad Nacional de Colombia | Territorio Percepción