“…la representación de una idea (…) exige un paso más: que a la imagen de cosa se sume la imagen de palabra, percibida primero como sonoridad y después como significación emitida por la voz del otro. El lento recorrido del otro. El lento recorrido desde la percepción acústica hasta la apropiación del campo semántico lleva a pasar desde el placer de oir al deseo de entender, de comprender, y desde allí a la exigencia de significación”.
Corriane Enaudeau. La paradoja de la representación. 1999. Pág. 86.