Tiempo de receso: lecturas. El año pasado lo hice, y en este receso 2010-2011, volvi a tener unas vacaciones de lectura. Preparé unos títulos y me faltaron como 3 por leer. Y la lista es:
1. Tracy Chevalier. El maestro de la inocencia ::: Es el cuarto libro de Chevalier que leo. (Antes habia leído El azul de la virgen, La joven con arete de perla y La dama y el unicornio). Me ha gustado la forma de narración de Chevalier, pues su imaginación ayuda mucho a pensar en como fueron cada una de las épocas de las que escribe, y en esta oportunidad, tambien he disfrutado sus recreaciones de la Londres de finales del siglo XVIII y lo sutil y poderoso del pensamiento de William Blake. Acciones sencillas, cotidianas, del pensar y sentir de las personas en cada época es lo que encuentro en los libros de Chevalier. Siempre maravilloso.
2. Doris Lessing. Made in England ::: No conocia a Doris Lessing hasta el año pasado, cuando empecé a ver su nombre en las ventas de libros del puente que cruza la 45 con 30 en la Universidad Nacional y en el aparador de libros de la chica con la que andaba en ese entonces. Fue esta segunda coincidencia que me llevó a comprar este libro (junto al anterior) en la última feria del libro. Pensaba en ese entonces que no había leido a escritoras mujeres, y después recordé que sí: había leido los libros de Chevalier. De Londres del siglo XVIII salte a Londres después de la segunda guerra mundial, bajo las narraciones biográficas de Lessing a su llegada a Inglaterra. Me quedé durante su lectura pensando en lo que Lessing menciona al inicio del libro, lo de conocer a un ingles, pero al final no da pistas de ello y ahora tengo la duda: ¿cómo será el verdadero inglés? Disfruté de su prosa y de la presentación de sus personajes; cómo del pensar en que lo biográfico está rondando mucho últimamente sobre mis pensamientos. Tendré que buscar un segundo encuentro sobre Lessing, para ir construyendo su literatura.
3. Alberto Fuguet. Cortos ::: Uno de mis escritores favoritos. Lo conocí con el libro Por favor, rebobinar y desde ese momento soy seguidor suyo (por no decir fan (¿groupie?)). He leido casi todo lo que ha publicado y estoy a la casa de los últimos libros que no han llegado a Colombia. No recuerdo ahora cuando fue que compré este libro, pero si no estoy mal, también fue en la pasada feria del libro. Por ahí leí que este libro se relaciona un poco con Aeropuertos, pero tendré que esperar a leer este último a ver si sí. Lo cierto es que en estas narraciones, Fuguet explora toda su pasión por la forma de narrar del cine, y crea situaciones y personajes que se unen de maneras complejas durante todo el libro. Siempre termino con muchas ideas al leer algún libro de Fuguet, y esta vez, con sus cortos, con su formas de narrar, no deje de pensar en como relacionar todo esto con alguna forma de hacer arte (de hecho, un cuento de este libro tiene un tono muy similar al que intenté realizar cuando escribí el documento monográfico en la Maestría en Artes que hice). También me gusta esa idea de sus personajes que siempre estan en la pregunta permanente por eso de estar o haber estado en el colegio, el envejecer o el tener hijos (Hay un cuento en este libro que se llama Hijos). Me gusta mucho el tono y la voz que Fuguet tiene en sus libros y que ahora explora en sus películas, como sucede en Velodromo, su última peli.
“Todo ya se hizo. Lo que hay que hacer es darle tu toque. Tu mirada. Tu acento.” (Pág. 293).
4. Haruki Murakami. Kafka en la orilla ::: Y a cada vez que leo a Murakami, se me esta conviertiendo en otro de mis escritores favoritos. Llevo leidos Crónica del pájaro que da cuerda al mundo y Tokio blues. Con este, me enamoró mas y mas de las historias, narraciones y descripciones de Murakami. Siempre termino emocionado y no queriendo dejar el libro hasta que sea la última página. Mucha emoción y ganas de saber que pasa. Después de terminar de leerlo, escribia en Twitter que “ya puedo pensar en Nakata hablando con los gatos”. Antes había escrito algo similar, pues cuando andaba haciendo el proyecto de tesis de la maestría, hice un ejercicio en la calle de mi casa, escribiendo en post-it lo que sucedia en la misma, y haciendo esto, recordé al personaje Toru Okada el libro Crónica. Esta vez, quedé conmocionado con Nakata y con su habilidad de hablar con los gatos (tanto así que hasta pensé en tener uno y intentar algún tipo de conversación); y con la historia que se sumerge en periodos e ideas sobre lo que se piensa del mundo, de estar en el mundo.
“…: para un ser humano es muy duro vivir solo” (Pág. 64).
“Y una imperfección rebosante de calidad estimula la conciencia, mantiente alerta” (Pág. 173).
“-‘El puro presente no es sino el fugitivo progreso del pasado royendo el futuro. A decir verdad, toda percepción ya es memoria.’ Hoshino alzó la cabeza y miró a la mujer boquiabierto. – ¿Y eso qué es? – Heri Bergson – dijo ella tomando el glande entre los labios y lamiendo los restos de esperma-. Mafeeda y memooya. – No te entiendo. – Materia y memoria. ¿Lo has leido?” (Pags. 416-417).
“-Nakata no sabe ni leer ni escribir, así que no puede dejar nada escrito – dijo Nakata-. Nakata es como los gatos.” (Pág. 598).
5. Georges Perec. La vida instrucciones de uso ::: Y un libro mas y es un escritor casi que indispensable. Indispensable para todo lo que ahora pienso de la creación en el arte. Estrategías y procedimientos para pensar y para hacer pensando. Insuperable. Maravilloso. Pasé un buen tiempo chismoseando en la vida de estas personas de la calle Simon-Crubellier. Con sus historias, con la decoración de sus casas, con lo que cada una de las habitaciones contiene. De una quiero seguir coleccionando los libros de Perec. Y sí, tambien es un libro que me sirve mucho para el proyecto que ahora quiero hacer, que es algo así como una biografía a partir de los objetos que he coleccionado por ahí, en todos estos años de envejecer.
“…, sólo le dejo ver cuatro postales asimismo sin relación aparente con su biografía: una pelea de gallos en Borneo; unos samoyedos embutidos en pieles, cruzando con sus trineos tirados por renos un desierto de nieve en el norte de Asia; una joven marroquí, vestida de seda listada, cubierta de cadenas, anillos y lentejuelas, con el pecho prominente y medio desnudo, las ventanas de sus narices dilatadas, los ojos llenos de una vida bestial, riéndose con toda su dentadura blanca; y un campesino griego con una especie de boina grande, una camisa encarnada y chaleco gris, empujando su arado.” (Pág. 259).
También me gustaría que el proyecto que pienso ahora, sea como el proyecto de Bartlebooth: “…: quería que el proyecto entero se encerrara sobre sí mismo, sin dejar rastro, como un mar de aceite sobre un hombre que se ahoga, quería que nada, absolutamente nada subsistiera de él, que no saliera de él más que el vacío, la blancura inmaculada de la nada, la perfección gratuita de la inutilidad…” (Pág. 456).
Mucha literatura. La Teoría se quedó para ahora que empiezo trabajo, trabajo de artista, trabajo de profesor. Y como dice el señor Reyes: hay que leer.