Conocí a Georges Perec por intermedio de Juan Alberto Conde en nuestras clases del Seminario de Escritura de la Maestría en Artes Plásticas y Visuales, que él orientó durante el primer semestre de mis estudios. Lo primero que leí fue su libro Pensar, clasificar. Después, con el paso de cada uno de los semestres, y con cada nuevo libro que podía leer, Perec entró con tal fuerza en mi pensamiento, que hoy es uno de mis escritores favoritos.
En la Maestría fue definitivo. Buena parte de mi proyecto de tesis, Alguien / Algún lugar, está atravesado por todos los intentos, preguntas y procedimientos que Perec utilizó durante el tiempo que escribió.
Uno de esos maravillosos intentos, preguntas y procedimientos se encuentra en el libro Tentativa de agotar un lugar parisino. Un intento que busca preguntarse por lo que pasa en un lugar de París, visitándolo durante unos días.
El lugar es la Plaza Saint Sulpice. Y hace unos días que estuve en París, como si fuera un homenaje, visite la plaza e intente agotarla, escribiendo, dibujando, grabando, estando.
Estos fueron mis intentos:
22ABR2014 Place Saint Sulpice. Es buscar una idea hecha, realizada hace varias décadas. Una idea de Georges Perec. Tentativa de agotar un lugar parisino. Sentado en la plaza estoy. (Ahora buscaré un café, quizás). Encuentro: una iglesia, la iglesia de Saint Sulpice. En el centro de la plaza, un monumento, una fuente con leones, agua, algunas inscripciones que no alcanzo a ver desde donde estoy. Atrás, un café, unas tiendas de artículos varios. Palomas. Personas tomándose algunas fotos, de ellos o de la iglesia, de ellos o de la fuente-monumento. Los carros, las motos. ¿Cuándo ha cambiado este lugar, este espacio, esta plaza, este momento? Una iglesia de 1700. Parada de taxis. (Ya vengo. Voy a darle una vuelta a la plaza). (Listo). En el monumento hay un archiduque. Hay una casa de exposiciones, una casa de finanzas que debe ser de la nación o la ciudad. Caminé por la calle Saint Sulpice. Está llena de tiendas de ropa, de libros, droguería, casas de habitación. Tiendas que pueden pasar por muy exclusivas. Estoy ahora en el Café de la Mairie 8 Place Saint Sulpice. Estoy tomando un café y un pan de chocolate. Hay un paradero: líneas 63, 70, 86, 87 y 96 de bus. En el café, al frente de la calle, están 7 personas: 4 mujeres, 3 hombres. Están en las sillas que les cae el sol. Una de ellas come una ensalada, lee un periódico. Estoy en una fila de sillas que está más atrás. Escribo. Había pensado hacer unos dibujos. Creo que haré unos dibujos. ¿Cómo era esta plaza? ¿Qué he de ver, ahora que estoy en ella? ¿Qué se repite, qué se diferencia? También puedo pensar en la elegancia con la cual se visten, generalmente, la mujeres, aunque algunos hombre también lo hacen. Pasan carros, bicicletas, triciclos de esos que permiten llevar personas, con música, con música a alto volumen. Son migrantes, algunos. ¿Qué será, es, sentarse en un café, solo a pasar un tiempo de ocio? Pues, en eso estoy. No es nada más como estar, ahí, sentado. ¿Cómo se puede llevar un lugar? Una foto es vana, inocua, fácil. Un dibujo es una traducción de una emoción. Lo mínimo es permanecer, para llegar a poner historias, para llenar de historias el lugar del estar. Un relato de historia. La historia. A esta hora, 13h, empieza el movimiento mayor. El café está ocupado con personas que comen, almuerzan, pican. Las líneas de bus tienen muchos pasajeros. Caminantes, hay más caminantes. Café de la Mairie. A dijo: los lugares son de las personas. Puede, es así. Voy a salir de nuevo a la plaza. Esperaré a A. Esto fue una tentativa de agotar un lugar parisino. Primer intento.
23ABR2014 De nuevo Place Saint Sulpice. Intento 2. Esta vez estoy sobre la plaza, en una banca. Atrás está el café donde estuve ayer. A mi lado izquierdo está una señora. También mira la plaza. Niños jugando. Jóvenes hablando. Turistas (como yo) tomando fotos. El agua sigue corriendo. Voy a dibujar. Es reconocer de nuevo. Se vuelve familiar. Reconocido. Creo que necesito volver otra vez. Plaza famosa. No tan famosa. Vi a una mamá reñir a su hija. Ahora pienso que la señora es un poco machista. El grupo de jóvenes sigue subiendo: ahora son más. Detrás mío una pareja mayor habla en portugués. Tomar fotos a la iglesia de Saint Sulpice. No sé si yo tomaré alguna. Palomas palomando, creo que en francés. Los jóvenes se van. Caminan hacia un costado de la plaza. Sánduches: comida económica, portable. Un encuentro, una pareja. Pareja, un par, dos heterogéneos. (Fueron dos observaciones a la misma hora en días consecutivos). Así es. Me recuerda el ejercicio que hice para la maestría, el de los post-it: una hora, doscientas notas de lo que pasa en una calle. Ver y ser visto. Al lado derecho, un señor con almuerzo portátil. Sushi. Come con palillos. Paréntesis: ahora es otro tiempo, otro pensamiento. Fin del paréntesis. Llegó A. Almuerzo voy.
Creo que siempre leeré y pensaré con Perec. Creo que visitaré cada vez que pueda la Plaza Saint Sulpice, para seguir con la tentativa de agotar este lugar parisino. Para escribir, para dibujar, para escuchar, para tomarme un café.