Estaba durmiendo. Entre el duerme y vela, escuchaba un perro ladrar y a un señor que le decía: “Cale a boca. Cale a boca, rapaz. Cale a boca”. Ese día, el perro estaba alborotado, y durante toda la mañana, no dejo de ladrar y el señor no dejo de decir: “Cale a boca. Cale a boca, rapaz. Cale a boca”. “Cale a boca. Cale a boca, rapaz. Cale a boca”. “Cale a boca. Cale a boca, rapaz. Cale a boca”. “Cale a boca. Cale a boca, rapaz. Cale a boca”. “Cale a boca. Cale a boca, rapaz. Cale a boca”. No pude dormir. Bueno, casi no puedo dormir.