Pereza

La verdad tengo mucha pereza. De sólo pensar en lo que tengo que hacer, en el tiempo y las energías invertidas en el estudio y el trabajo, me produce un escozor desmoralizante, que me hiela los huesos y me paraliza. La verdad sea dicha: Tengo mucha pereza, mucha pero mucha pereza. Quizá es como la canción: No quiero trabajar, no quiero ir a estudiar, sólo quiero tocar mi guitarra todo el día.