Hace unos días estaba presentado pruebas para un concurso docente, y me dio por pensar que los concursos docentes son como los concursos de belleza: hay que encantar y demostrar inteligencia suprema. Pero más que eso, también escribía en mi libreta de apuntes algo así como: “Si el destino es uno, ¿quién guía los concursos y sus ganadores? (Máximas mientras se espera entrar en un concurso)”. Al final, creo que eso que se llama destino, no es más que una posibilidad entre otras posibilidades, que como un concurso se presenta para ganarse una lotería. Y a propósito de eso, voy a comprar el Baloto, que hoy es miércoles, y puede que sea mi destino de entrar en el concurso de los supermejor afortunados de los premios eventuales. ¿Será, será? Dimelo tu, Destino.