Ahora vamos a estar trabajando con un nuevo autor. En esta oportunidad es Martin Heiddegger con su texto El origen de la obra de arte.
¿Cual es el origen de la obra de arte? Esa es la pregunta que intenta responder Heidegger en su texto. Y para ello, hace un recorrido por diferentes palabras, acepciones y definiciones que le permitan indagar sobre
el particular y poder dar una respuesta mas adecuada. Poniendo en duda cada una de las definiciones comunes a los términos, Heidegger en su artículo El origen de la obra de arte, se pregunta por la cosa. No es una pregunta con una respuesta fácil. Recuerdo una vez una discusión familiar en la que se intento hacer un definición de esta palabra, solo para dirimir una objeción sobre el lugar que le correspondía en el juego de escribir palabras que inicien con alguna letra propuesta por un jugador. ¿Qué es una cosa? Puede ser una referencia a lo inanimado, a lo que no se mueve, en donde estarían algunos objetos pero no otros. Objetos que se puedan utilizar, que tengan una utilidad. Los hombres, por lo general no clasificarían dentro de las cosas. Los animales, al igual que las plantas, tampoco estarían dentro de las cosas. Las cosas se relacionan con aquello a lo cual, generalmente, se le aplica o tiene una utilidad (que Heidegger define como fiabilidad), y que siempre esta referida a la materia. Por tener alguna materia, la obra de arte también tiene algo de cosa. Lo fiable de la cosa, del utensilio, es la posibilidad de usarlo y que me permita tener o construir una relación con el mundo. El utensilio crea el mundo, porque por intermedio de él, puedo tener un punto de conexión con los objetos y darle un sentido. Es darle orden a un caos. “Con su fiabilidad, el utensilio le proporciona a este mundo una necesidad y proximidad propias”1
Con el uso de los utensilios, estos pueden desgastarse, desaparecer. Pierden su materia. En la obra de arte, aunque se use la materia, esta no desaparece sino que se resalta. En la escultura se resaltaría la condición de piedra de la piedra. Igual en la pintura, se resaltaría la condición de pigmento del pigmento. Como en la obra de arte no desaparece la materia, se puede pensar que la obra de arte tiene un mecanismo que ayuda, por medio de la materia, a encontrar un respuesta a lo que es cosa de la cosa, o lo que es utensilio del utensilio. Para Heiddeger, lo que se encuentra en la obra de arte, cuando no desaparece la materia, es la verdad. Verdad, que tiene como significado común la “concordancia del conocimiento con la cosa”2. Cuando la obra de arte encuentra la verdad en el utensilio, en la cosa, porque se dedica a pensar en ella, porque la observa, porque se detiene en ella, de cierta forma esta encontrando algo de la esencia de la cosa, quizás su ser, o lo que la define, lo que le da significado. El ser-obra de la obra es encontrar esta esencia, lo verdadero, lo autentico que nos hace decir que una cosa es esa cosa.
Desocultar la forma. Alguna vez me hicieron esa afirmación. Yo pensaba en como se podría encontrar o como se podría solucionar esa frase. Es una afirmación que contiene mucho poder, y que insta al arte a encontrar un significado ulterior con sus procesos. Es quiza una afirmación que busca hallar o proponer un sentido de lo divino en el arte. Un fin posterior, que quiza le inyecte aura, sentido, significado a los procesos del arte. Hallar lo que no puede ser visto. Encontrar la esencia del ser. Ir hasta las ultimas consecuencias.
Pero creo también, que hay alguna otra posibilidad de encontrar respuestas, sin quitarle o sin buscar en lo micro una respuesta al sentido de las cosas. Es quizá, no desaparecer las ideas para ver si cuando ellas desaparecen encuentro un algo en su desaparición. Reducción como método deductivo de pensamiento.